La empresa expositora Terrabriz – Trufas Cella cuenta su experiencia con el uso del humus de lombriz en el cultivo de las trufas. Terrabriz – Trufas Cella será una de las empresas que los profesionales podrán visitar en la zona dedicada al huerto, donde este año Iberflora unirá el mundo ornamental y el hortícola en su zona dedicada al huerto.
Podría decir que las lombrices entraron en nuestra vida de una forma muy sencilla, pero no es así. En mi familia nos dedicamos al campo, nunca mejor dicho, de la carrasca trufera desde hace más de dos décadas.
Se trata de un cultivo ecológico de por sí puesto que no se le debe poner aditivos ni fertilizantes químicos ya que su aroma y sabor variaría y este hongo mantiene, por su formación, unas cualidades excepcionales conseguidas de forma natural.
Los elementos que la tierra necesita para soportar este tipo de cultivo a largo plazo van mermando al cabo de tantos años, ya sea por las labores culturales, por los lavados climatológicos o por los mismos requerimientos de la planta. Un abono natural como es nuestro humus de lombriz le ayuda a recuperar estas pérdidas e incluso le aporta nuevos nutrientes.
La Eisenia foetida (lombriz roja californiana), es la más productiva a la hora de compostar sobras vegetales y frutas crudas de la cocina sobre una base de estiércol de vaca, oveja, conejo y caballo que es de lo que se alimenta durante el proceso de creación del abono natural (humus). La humedad necesaria para que el humus mantenga sus propiedades y la actividad de los microorganismos que siguen activos durante el tiempo en que la planta se está desarrollando, se consigue añadiendo a esta compleja mezcla agua en cantidades muy pequeñas y distribuida de forma uniforme para mantener una humedad constante sin encharcamientos.
El poder producir humus de lombriz nos llevó en primer término a probar en nuestras cosechas tanto de carrasca trufera como en frutas y vegetales criados en nuestros huertos. La experiencia fue asombrosa: la trufa aumenta sensiblemente de tamaño y aroma y, en cuanto a las frutas y hortalizas, adquieren tamaños y sabores extraordinarios simplemente añadiendo pequeñas cantidades tanto a la hora de plantar/trasplantar como agregando una capa superficial una vez germinadas las semillas que servirá de elemento generante de nutrientes a los futuros frutos.